Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que
un ser humano sufra daño.
Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si
estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley.
Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta
protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Esta redacción de las leyes es la forma convencional en la que los humanos
de las historias las enuncian; su forma real sería la de una serie de
instrucciones equivalentes y mucho más complejas en el cerebro del robot.
No hay comentarios:
Publicar un comentario